Alumnas de colegios públicos luchando por mejorar la educación
Por Jorge Briceño
Eran las primeras semanas de clase. Las expectativas y las emociones de los estudiantes el primer día de nuestras sesiones era notoria. Durante la segunda semana de clases, un grupo de cuatro alumnas se acercaron para hablar conmigo. Buscaban mi ayuda, porque –al parecer- algo que había dicho no les quedaba claro, al menos eso pensaba. Sin embargo, me explicaron que ninguna de ellas contaba con una laptop y no sabían cómo resolver ello, ya que en la próxima clase debían iniciar el trabajo de edición de su boletín. En este diálogo, conocí más a las alumnas Ariana Zafra, Heisel Verástegui, Geraldine Chillitupa y Evelyn Bernabé. Eran alumnas becadas en la universidad y tenían varias historias de coraje y dedicación que deseaban contar sobre su experiencia como estudiantes en colegios públicos de la capital. Así nació el equipo Las voceras y su excelente boletín Lo que calla la educación. En cada clase, ellas nos inspiraban a todos. Se esforzaron para narrarnos sus experiencias y reflexionar entre todos sobre el problema de la deficiencia educativa en nuestro país. Era muy enriquecedor comentar las entrevistas y testimonios que recogieron para su boletín. Sin embargo, no era mi voz la que debía ser escuchada. Era información que ellas conocían de primera mano. Ellas querían hacer escuchar la voz de los estudiantes excluidos por el sistema educativo. No era solo una cuestión de notas o el magro sueldo de los profesores. Era una forma de funcionar que sistemáticamente había excluido a muchos jóvenes. Quiero pensar que descubrieron en la escritura otra forma de mirar sus experiencias y las de sus compañeros. Se descubrieron lectoras de una realidad compleja e interpelaron a sus demás compañeros con sus textos. Pese a que ya ha pasado un año desde que les enseñé, sigo recordando al equipo en mis clases.
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