Alumnas entendiendo el problema del acosos sexual callejero
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Por Henry Alcalde
El semestre 2019-01 estuve a cargo de la sección CA1C del curso CPL1. Siempre confieso a mis estudiantes que suelo trabajar con alumnos muy responsables, empeñosos y que buscan entregar lo mejor de sí. Esta sección no fue la excepción. Es más, tuvo muy buenos grupos y muchos de ellos con un dinamismo muy particular.
Desde la primera sesión, los noté entusiastas y motivados. Eso, sin lugar a dudas, generó una motivación especial en mí y una exigencia mayor. En nuestra segunda sesión de la primera semana, trabajamos dos dinámicas para formar grupos: una virtual y otra tradicional. En cuanto a la primera, utilicé la herramienta tecnológica mentimenter. Con esta, pudimos identificar cuáles eran los problemas sociales que los estudiantes estaban considerando trabajar y, sobre todo, cuáles eran los que tenían mayor predominancia. Para la dinámica tradicional, empleé una variante de “la búsqueda del tesoro”. Les solicité a los estudiantes que completasen una ficha interactuando con sus compañeros y averiguando qué problemas querían explicar; de esta forma, podrían ir identificando a aquellos que tenían el mismo problema o uno afín (“el tesoro”). Fue a través de esta actividad que un grupo de estudiantes decidieron trabajar juntas un tema de interés común. Al inicio, el problema identificado por las alumnas era muy general y no sabían cómo precisarlo. Fue allí que intervino la tutora del curso, Shéridan Medina, quien las asesoró y les planteó situaciones que llevaron a las alumnas a decidir por el problema del acoso sexual callejero en Lima.
Siempre, ellas mostraron una excelente comunicación y evidenciaban su compromiso con el trabajo. Lo resaltante es que, entre ellas, se ayudaban para alcanzar los logros individuales y grupales. Sabían de sus fortalezas y debilidades y, a partir de ello, designaban sus trabajos. Por ejemplo, a la alumna Gracia Yturrarán le iba mejor en el tema de redacción; por ello, les explicaba ciertas situaciones y corregía ciertos yerros. Así, cada una tenía una función, pero siempre coordinaban y se complementaban. Se ponían de acuerdo para realizar sus entrevistas, sus videos, sus visitas y así presentaron un buen trabajo durante todo el ciclo.
Sin lugar a dudas, debo decir, gratamente, que fue una buena experiencia de trabajo colaborativo y de una buena presentación del boletín.
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